Es un retrato social, un arquetipo, del personaje popular que habita los bares,
tertulias de bancos de pueblo o platós de televisión. Es hábil y torpe, menos culto de lo que aparenta, es el “encantador
de serpientes”, el” vendedor de crecepelos”,
rural y urbano, simpático y descarado, tan inofensivo como trolero.
Musicalmente, empecé con un riff
que me fijé de Savoy Brown, luego le llevé a una rueda de acordes zeppelín palo
acústico. Después le di un enfoque con
escalas mayores, a lo J.J Cale/Knopfler, con
un final rockero cromático de manual. Las
voces y coros las pone Monti y sus múltiples registros.
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